martes, 9 de febrero de 2021

Espejo del Sol

Mis botas descansan, sobre una maya engarzada de hojas rocas y bellotas.
Gotea la encina por su barba de musgo y líquen.
Y todo se detiene, salvo el canto del viento
y el suave bamboleo de sus hojas y ramas
En mi quietud, los pájaros se asoman.
Son mirlos negros. Mensajeros que anuncian, la paz del guerrero.
He pasado tanto tiempo luchando
Lamentándome. Esclavizando y conquistando.
Cazándome en lo más denso.
Si no fuese por las caricias del amor más salvaje
No estaría entero, contando esto.


Ha venido un ángel azul a nacerme de nuevo
con su canto telepático, recordándome que nada me es extraño
Ensamblándome en un plan de sincronías
sentido y destino de un tren que se pierde si te paras a reservar un billete
En un teatro donde al final de la obra el público se levanta en un acorde unánime
que derrumba las paredes y nos devuelve a los bosques
He aquí la sinapsis inefable
reptando desde las raíces
subiéndome por las botas
electrocutando mis análisis
hasta descubrirme entre nubes y hojas
mirándome de frente
en un rayo de sol

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