lunes, 29 de enero de 2018

El último relato de la saga de los sentidos




Con tacto y... energía




Tamborilean los dedos de la muchacha sobre la mano del niño, que apenas pasa el metro y medio de estatura, aunque es alto para su edad y delgado como un galgo.
La niña, su hermana, sonríe al hacerlo, el muchacho le responde, sin abrir los ojos, percutiendo con sus deditos sobre la mano de su hermana, de piel plumosa y cabello sedoso.


-¿Me enseñas a hacer torres de piedras?


-¡ Si, vamos al río !


El chico se llama Juan, pero nunca ha dicho su nombre con palabras.
se mueve por el jardín, con los pies descalzos, leyendo el camino con la punta de los dedos, apoyando con cuidado la planta de los pies, sintiendo cada brizna, piedrita, frío, humedad...


Así sabe cuando está en un camino, o cuando se está aventurando por las frescas zonas cercanas al río...


Carla va detrás de él, con los ojos abiertos, a la belleza del mundo, sin embargo, Juan le hace verlo, de otra manera.


Cuando coge su mano y la dirige hacia la hierba, sintiendo por primera vez la caricia de las briznas, o de la corteza de un árbol... Cuando Juan mete las manos en la sopa y se ríe, con sus graciosos dientes separados o cuando huye sigilosamente si a su alrededor la gente se reúne formando un bullicio...


En este instante sus dedos telúricos exploran la orilla del río, se paran al sentir el borde liso de un guijarro, lo agarran y buscan a tientas otro y otro... los va amontonando, haciendo torres de piedras y piedritas en extraños equilibrios insospechados.




Son torres que surgen de la orilla o en medio del cauce del agua...

Juan no le tiene miedo a casi nada, y aunque no habla, los dedos de sus manos son capaces de adherirse a las espaldas de la gente que ama, mientras su cara reposa sobre el tierno calorcito del pecho de un ser querido. Entonces, si la textura es de lana, seda o algodón, sonríe y pasa los dedos por la cara de sus amigos o familiares con los ojos bizcos de placer, si le acarician el pelo.

Sus hermanos y hermanas (tiene cuatro, tres hermanos mayores y una hermana más pequeña) han tenido que aprender la lengua de signos, y después presionar sus manos con el significado deseado sobre la mano de Juan. Así también se comunican.

Veinte años después, Juan da clases de baile en una localidad de la costa levantina y hace espectáculos en diferentes lugares. La gente observa su cuerpo moverse tan ligero como el viento, él se siente como suspendido en invisibles hilos energéticos, que le unen a todo lo que le rodea. A través de la práctica, ha aprendido a sentir con todo su ser el viento, el fuego, el aire y el agua, ser el mar y el cielo, mirar a la gente que le rodea con su tercer ojo bien abierto. Ve el aura, percibe a las personas sin máscaras, observando las cosas que le han pasado por los colores de su energía. A veces ve puntos negros, y se ofrece a quitarlos a través del movimiento del cuerpo. Hace cursos, es un sanador.
Lo que casi nadie sabe, hoy en día, es que él. Es sordociego.



Y es que un día, saliendo del colegio con su bastón, contando los pasos, andaba pensando en la piel de una muchacha y se perdió. No sabía donde estaba. Había llegado a una barriada periférica y un grupo de adolescentes borrachos, se topó con él.


Primero le dijeron mira quién viene por ahí, el Vizconde! ¡Mira por dónde vas, hombre, que te vas a tropezar! le increparon y como él no respondía, le hicieron una brutal zancadilla.


Juan aterrizó como pudo y se arañó los brazos y se dió un golpe en la cabeza, algo mareado, se dió la vuelta y se fijó en algo extraño. Sombras rojizas le rodeaban. Era la primera vez que veía


También empezó a sentir en la piel los sonidos de las amenazas y las risas burlonas. Agarró su bastón y se enfrentó a los demonios que veía, al primero, lo alcanzó en la sien con un movimiento de través, y siguió con el siguiente, que se dirigía a él, con el bastón como si fuese una espada, empujándole en el estómago con rudeza. Los demás, salieron corriendo...


A partir de entonces, comenzó a ver la energía. No le hacía falta leer los libros, sentía de qué iban con ponérselos entre las manos. Era capaz de ver las calles y los árboles... aunque de forma distinta a la del común de las personas, pero veía el estado de ánimo de cuantos le rodeaban pues se manifestaba a través del movimiento de los colores y de la energía de sus auras.


Juan seguía pasando la mayor parte del tiempo en la naturaleza, era muy sensible y allí encontraba la Paz de la cual las personas por lo general, adolecían.
Quizás, el cambio más curioso que experimentó después del altercado con los muchachos fue que los sonidos le hacían cosquillas en la piel y los veía como imágenes reflejadas en su cabeza.

Con ayuda de un logopeda poco a poco Juan comenzó a hablar.

Lo primero que dijo fue Os amo, a su familia. Y lo siguiente, gracias por la vida


Visto el efecto de las palabras, decidió probarlas con Valeria, la chica de aroma a rosa y canela.

Después de eso, perdió la niñez con ella.

Pero a medida que hablaba, su cabeza se llenaba de palabras, y dejaba de ver las imágenes, si hablaba, se volvía ciego otra vez.

Por ello, prácticamente, dejó de hablar, terminó sus estudios y tras un corto intervalo, comenzó a viajar. Trabajó en el campo, le encantaba recoger fresas, kiwis y olivas... y comenzó a contar las palabras que decía al día con los dedos de una mano o de dos manos como mucho. Cuando se le acababan los dedos, dejaba de hablar.


La gente pensaba que era raro, pero no sordociego.
Juan un día, comenzó a bailar.
Movía la energía como si nadase dentro de ella, y la gente lo notaba, aunque no lo veía.

Su éxito fue tan grande que no tardó mucho en ser profesor en una escuela de baile.

Lo único es que él, no quería hablar, con lo cuál sus alumnos simplemente aprendían a ver el mundo como él. Juan les vendaba los ojos, y les decía. Observar...y bailar.

Poco a poco, cada vez más gente aprendía a ver con los ojos cerrados. Al principio parecía una moda pasajera, bailar con los ojos vendados, pero el nombre de Juan corría de boca en boca y cuando se enteraron por la familia de que era sordociego todo cambió...

mucha gente no le creía, le llamaban impostor. Otros le defendían agradecidos por sus enseñanzas.

Pero a medida que fue creciendo la polémica y la fama, el director de una escuela de ciegos le llamó. Al principio fue duro... todo era braille, señas y contar pasos.

Su método era el baile.


Poco a poco fueron cayendo los velos de la ilusión. Y los ciegos eran músicos, bailarines, terapeutas energéticos... por fin veían.

Juan murió el día en que una tormenta solar fundió todos los equipos electrónicos de la humanidad.

Otros dicen que ese día bailó y bailó hasta desaparecer, hasta echar a volar, lo cierto es que a partir de entonces, la gente se empezó a interesar más por otra manera de ver... la energía.

Luis Carmona Horta

elamorlocuratodo@gmail.com

domingo, 28 de enero de 2018

Tiempo reversible

La sierra de Guadarrama y el cerrado de Brasil se unen como el arte de Melissa Maurer y Luis Carmona Horta (Nataraj Noche Entonada)


En este vídeopoema... ¡un gran abrazo!

jueves, 25 de enero de 2018

El sagrado femenino en los hombres

Hoy Melissa Maurer me ha mandado las fotos que me hizo hace un año en Alto Paraíso da chapada dos Viadeiros, recordando esos instantes he escrito esto.

Entregado a la voracidad del momento 
siento el fresco en mi cara, el tacto de las plantas
y un fuego profundo que me mantiene despierto

Es el Amor por la Pacha Mama
la madre Tierra, la hermosa Gaia

Sobre una placa de cuarzo brota mi carne
almada hasta los dientes, disfrutando el placer de moverse
y vivir en liverdad

Melissa apunta al corazón de la gente
objetivamente, mirada natural 
de ángel en cachoeira
defendiendo la chapada
Donde fluye en armonía cada cual
Aprendí... que el paraíso es un para qué
y en la chapada sentí, por primera vez
la Común Unidad

  Fotos de @melmelissamaurer
























miércoles, 3 de enero de 2018

La hija de Morfeo, La batalla del astral

Capítulo 4

Para leer los capítulos anteriores:
Capítulo 1: http://recitalcolectivo.blogspot.com.es/2015/08/la-hija-de-morfeo.html?m=1
Capítulo 2: http://recitalcolectivo.blogspot.com.es/2015/09/la-hija-de-morfeo-capitulo-ii-francia.html
Capítulo 3: http://recitalcolectivo.blogspot.com.es/2015/09/la-hija-de-morfeo-capitulo-iii-las.html



La hierba se inclina ante el viento en la orilla, junto a los juncos, que mecidos por la corriente, se alzan y sucumben de nuevo. Sobre las rocas, una mujer medita, con un velo blanco ribeteado con un diseño céltico cubriéndole la cabeza. Se sienta pacientemente a la orilla del agua. De pronto, algo en el aire cambia, una señal a la que su cuerpo siente la necesidad de atender, varios patos deciden echarse a volar. Entonces su cabeza gira, sus manos se unen en el centro del pecho y una clara letanía comienza a elevarse en espiral. Un canto de amor. Parece como si el tiempo se suspendiera, apenas es perceptible el movimiento de las nubes, los pies descalzos se detienen a escuchar, sobre la hierva, y comienza una escalera de armónicos a remontar el pentagrama, se detiene en las alturas y planea en un lento descenso, como un águila atravesando el silencio.


Es la madre Lorena. Y de pronto, dos águilas atravesando la profunda bóveda, Sonia Dora la había aprendido a acompañar. El sueño del águila comenzó con una de estas rapaces mirándola fijamente a los ojos, apenas a unos centímetros de su cara. Las miradas se cruzaron hasta que hubo un solo mirar.



Entonces las águilas comenzaron a descender hacia la tierra. Esta había cambiado, era seca y oscura, apenas unas retamas le daban algo de vida y color. Sin embargo allí, un alma lloraba desconsoladamente, pidiendo perdón.


Se trataba de un hombre de mediana edad, no tenía fuerzas para levantarse, sin embargo, sus párpados se juntaban con fuerza formando innúmeras arruguitas y dejando escapar abundantes lágrimas.

-Perdóname... ¡perdonadme!

-Señor, tome un poco de agua, seguro que estará sediento.


-¡Gracias! Dijo cogiendo la botella, y después de dar un par de largos sorbos... ¿quiénes sois?

-Hemos venido a llevarte a otro mundo más amable, el que te corresponde ahora que estás arrepentido, en verdad nada es permanente.


Lorena trazó una puerta con sus dedos índice y medio juntos mientras invocaba al arcángel Miguel y de pronto, una luz y un aire frescos comenzaron a fluir desde allí...


Sonia Dora, le ayudó a levantarse y le comenzó a influir con energías revitalizantes a través de las manos.

Pronto, cruzaron al otro lado y un paisaje de verdes llanuras salpicadas de árboles gigantescos les acompañó hasta La Ciudadela. Así se llamaba aquella región rodeada de blancas murallas de piedra luminosa, con altos minaretes como de mezquita, recortándose al atardecer.


Dentro, los modernos edificios de formas geodésicas, piramidales, esféricos, armonizaban perfectamente con los espacios ajardinados, los bosquecillos de las riveras, etc...


Caminaron hacia el hospital y por el camino, un montón de seres luminosos, de leves prendas claras y sonrisas cómplices les daban la bienvenida a la colonia.


Un par de enfermeros guiados por un señor de largas barbas blancas llegaron hasta donde ellas estaban y se hicieron cargo del enfermo, dándoles las gracias.



-Sonia Dora, ya sabes a donde tienes que traer a las almas perdidas del bajo astral. Pero solo aquellas que estén preparadas, mostrando un gran arrepentimiento. Las otras, en un lugar como este, se volverían locas, no entenderían nada.






Por unos altavoces situados alrededor de la placita donde se encontraban comenzó a emitirse un comunicado...


Atencion atención... comunicado urgente de San Francisco de Asís, regente de La Tierra.



-Queridos hermanos: Es necesario ahora más que nunca, que hagamos ayuno y oración por la gente de la Tierra, hay jerarquías que están esperando para movilizar energías muy poderosas, salidas del corazón de sus estrellas, y de sus propios centros de oración. Pero la cantidad que llega a nuestros hermanos es muy pe queña en relación a la cantidad que se les está enviando ¿Por qué? Porque allí abajo, les cuesta pedir ayuda... (dijo con sorna) y si no autorizan la internvención con su pedido de ayuda, difícilmente les llegará nada. Prima la ley del amor incondicional. Respeto al libre albedrío.




Si se quieren matar en campos de batalla y de concentración... nos duele, pero allí abajo no podemos hacer mucho más que mirar... sin embargo, nosotros, los desencarnados del planeta Tierra, podemos orar en nombre de la humanidad y permitir así que nuestros hermanos mayores en el Amor, puedan así ayudarnos, movilizando estas energías. Así pues, id y orad! Por la Paz en la Tierra






En ese preciso instante un coro masculino y otro femenino comenzaron a entonar el himno de la Paz

sus himnos movilizaban hilillos de luz que ascendían en un vórtice que desaparecía en el cielo y luego caía bajo las montañas donde se encontraba la ciudadela.


Sonia Dora se despidió cortesmente y desapareció.

Atravesaba el espacio-tiempo con una sola idea... ver a Gisella, en su casa de Burdeos. ¿Habría llegado la guerra hasta allá? ¿estarían todavía Pierre y François? pero entonces...


un remolino de fuego surgió justo enfrente de ella. De sus múltiples espirales surgían caras, cuerpos que giraban a toda velocidad.


Sonia se detuvo e invocó el Merkavah, la protección áurica alrededor de ella. Un enjambre de manos espectrales pareció surgir del círculo de fuego hacia ella. Un sonido de cañones y detonaciones acompañaba el movimiento...

¡El demonio de la ira! ¿Qué puedo hacer yo contra semejante monstruo? Sonia se movía evitando los brazos que intentaban asirla. Algunos llevaban espadas, otros fusiles con bayonetas, algunos, granadas... La muchacha se lanzó en picado, tengo que escapar de aquí... entonces lo vió... multitud de almas volaban hacia la espiral de fuego, eran combatientes, políticos pero también civiles de todo tipo... abajo se extendía un gran desierto, como aquel donde se encontraron aquella alma arrepentida. Algunos seres vagaban de un lado para el otro, purgando sus faltas de amor.


Algunos demonios las azuzaban y perseguían. Las hostigaban gritándoles sus debilidades.


-¡Cuánto dolor y cuánto sufrimiento! ¿Qué puedo hacer yo? Gustosa sacrificaría mi vida con tal de parar esta debacle que se cierne sobre la humanidad. La humanidad gloriosa que realizó tantas proezas en el campo del Arte, la Ciencia y Las Letras...

Entonces un brazo de la espiral de fuego la tomó, y la acercó al círculo del demonio de la ira.

Su brazo era lacerado por los dedos del demonio, pero Sonia Dora se concentró en sentir Amor, pensó en su madre, en la hospitalidad de Pierre y François, en Shakespeare y Cervantes, en Goya y Miguel Angel... en Leonardo Davincci


Había visto sus obras, Gisella se las había enseñado... la mano la transportaba al círculo de fuego, pero ella estaba cada vez más profundamente sumergida en su corazón.

Entonces, vió el círculo de fuego de cerca, imágenes de violencia, de asesinatos de toda clase, se aglutinaron en su mente. Eran las vidas y muertes de las personas que eran fagocitadas por el demonio de la ira. Sin embargo Sonia... se imaginó a sus madres y padres, en el acto de Amor que les engendró, en cuando eran niños y jugaban a los columpios o a las canicas...


El demonio la zarandeó y la introdujo en el círculo de fuego, Sonia cerró los ojos y sonrió...


Sintió a su madre dándole el pecho, era su primer recuerdo... en aquella ocasión se quedó dormida y salió del cuerpo para verse, mamando.


El demonio gritaba explosiones y gritos de agonía pero Sonia recordaba los sueños de Amor de los mortales... y se entregó, dejó que el demonio de la ira la introdujese en su círculo infernal. Alrededor de ella todo era fuego y destrucción. Gente muriendo violentamente por todas partes. El fuego se acercó a ella, abrazándola con sus llamaradas, una risa siniestra la atravesó de parte a parte... pero entonces... La que rió fue ella, abrió los brazos como para abrazar a alguien, a todas las personas que saliesen a su encuentro y dijo... me perdono... ¡Yo soy Amor!


Y de su pecho surgió una luz blanca que lo inundó todo e hizo que el círculo del demonio de la Ira, se contrajese hasta desaparecer casi por completo. Entonces, cuando no era más que un anillo diminuto, Sonia Dora lo atrapó con las mangas de su camisa y dijo... ¡Ya te tengo!


Pero sus mangas comenzaron a echar humo y Sonia Dora no pudo retenerlo, así que cayó en el desierto de las ánimas... donde algunos de estos seres vagabundos se acercaron como guiados por el frío fulgor que emitían sus destellos a través del desierto. Sonia Dora observaba boquiabierta como estos seres, atenazados por el frío, la sed y la ira, se ponían el anillo y desaparecían.

De nada sirvió que Sonia, agotada, les advirtiese de que ese anillo les llevaría a un infierno aún peor que aquel en el cuál se encontraban. Lo cierto es que desaparecían y el anillo, otra vez se iba haciendo cada vez más grande.


Un punto de luz comenzó a brillar desde el horizonte... cada vez más grande. Casi de pronto, la madre Lorena, se manifestó al lado de Sonia Dora, que gritaba inutilmente a las ánimas que se apartasen del anillo.


-Es imposible vencer definitivamente al demonio de la ira, Sonia... sin embargo, hoy, has logrado derrotarlo. ¿cómo lo has hecho? (preguntó sonriendo)

-Me concentré en lo contrario a lo que veía... las almas en el momento más oscuro, aparecían reflejadas en la supericie de ese círculo de fuego, pero yo me las imaginé naciendo, el amor que les engendró y cuidó... el amor de sus padres y familias. Me pareció que bien estaría dar la vida por salvar sus almas.


-Hermana... tal acto de Amor, verdaderamente derrotó a ese demonio. Sin embargo, nuestro respeto a la libertad de todos los seres humanos ha de prevalecer ahora.


Cada uno de los seres que se mete en el anillo, poco a poco quemará su odio y sed de venganza, y cuando no le quede nada, consumido como ceniza, volverá a la evolución orgánica, se transformará en un animal acorde a su personalidad, o en una persona cuyo karma haya sido casi completamente consumido. Y seguirá evolucionando hasta volver a tener la oportunidad de iluminarse, de incorporar su alma a la experiencia humana.


Algún día se iluminará su mente, jovencita, quizá tarde millones de años, pero es un proceso inevitable. Algún día, todos los seres vivos, dejarán de sufrir. Terminará el rechazo a lo desagradable y el apego a lo agradable. La mente y el alma estarán en perfecta sintonía.


Esta es nuestra esperanza, y la realidad a la que asistimos.


Sonia Dora, la miró sonriendo cansada y se frotó la cara con la camisa maltrecha.


Ven, te enseñaré algo...(dijo la madre Lorena, y tomándola de la mano, fueron volando a toda velocidad a través del desierto de las ánimas hasta un lugar escondido en la profundidad de la selva.


Cientos de cascadas parecían desmoronarse a la vez, en una imagen apocalíptica y hermosa como ninguna. Eran las cataratas de Iguazú.





Allí un arcoiris gigantesco surgía de un descomunal chorro de espuma y agua. Miles de mariposas, orquídeas y árboles de todo tipo formaban un denso bosque primitivo a su alrededor.


Cuevas llenas de pájaros poblaban las hediduras a lo largo y ancho de las paredes rocosas, que tenían una cortina de agua permamente, hidratando todo el ecosistema que se nutría y crecía pegado a las rocas.


Aquí está el portal de la redención Sonia Dora. Aquí, debajo de la cascada llamada la garganta del diablo, por el sonido ominoso que produce. Allí quien atraviesa los arcoiris se encuentra en una colonia de salvación como la que estuvimos. A portales de redención como este, acuden las almas que desean ser rescatadas. Muchas veces, guiadas por los hermanos desencarnados que ya cruzaron al otro lado y se encuentran realizando misiones de rescate.


Sonia, lo que quiero decirte con esto, es que es hora de que vuelvas a tu trabajo anterior, esta misión ha sido completada. Ve con tu madre y lleva la paz y el sueño a los mortales.


¡Gracias Lorena! (respondió Sonia Dora, con su infantil sonrisa. Entonces, ambas se dieron un abrazo)


Al día siguiente, Sonia, se encontró descansando en su casa de Burdeos, se levantó de la cama, y acudió junto con Gisella, Pierre y François... ¡bienvenida, Sonia! Hemos hecho crepes para desayunar!


Sonia Dora, le contó sus sueños, los suyos... y escuchó los de todos los demás, recordando las partes olvidadas para los otros. Ese fue su última etapa en Burdeos, decidieron irse al día siguiente. Evitando así los clamores de la guerra que venía reptando desde el Norte. Pero antes, tendrían que llegar al puerto de La Rochelle, rodeada de submarinos alemanes.






Continuará...