Un nuevo aliento para rehacer este Universo
que es mi casa, mi templo, mi cuerpo.
Hojas digeridas por el tiempo, se unen a mi sangre
Y sus letras me descifran un hallazgo hipodérmico
Cuando reza un glóbulo rojo
Oxidándose por animar mi cuerpo
cuando reza un glóbulo blanco
luchando con diablos microscópicos
Siento un desasosiego
que transmite una descarga atravesando lo denso
Después vienen las gracias
Un saludable silencio
Pero si no escucho los rezos
Si no escucho lo micro, lo macro es ateo
No devuelve a esta vida sino ecos de lamentos
Por eso atravieso el océano del dolor con una barca de remos
Ya casi se divisa el sol al oriente. Un fulgor enrojece el cielo
La sangre de los inocentes anega las paredes de la pirámide del dinero
Pero el tiempo no se detiene.
Al amanecer, mis ojos me vislumbran.
Mi cuerpo aterido se despereza
Desembarco en el remoto origen de la inteligencia:
al caer sobre la arena
al convertir mis dedos en arena
al pulsar al unísono el tambor de la madre Tierra