jueves, 7 de mayo de 2020

Un suspiro de nuevo



Un nuevo aliento para rehacer este Universo
que es mi casa, mi templo, mi cuerpo.
Hojas digeridas por el tiempo, se unen a mi sangre
Y sus letras me descifran un hallazgo hipodérmico

Cuando reza un glóbulo rojo
Oxidándose por animar mi cuerpo
cuando reza un glóbulo blanco
luchando con diablos microscópicos
Siento un desasosiego
que transmite una descarga atravesando lo denso
Después vienen las gracias
Un saludable silencio

Pero si no escucho los rezos
Si no escucho lo micro, lo macro es ateo
No devuelve a esta vida sino ecos de lamentos

Por eso atravieso el océano del dolor con una barca de remos
Ya casi se divisa el sol al oriente. Un fulgor enrojece el cielo
La sangre de los inocentes anega las paredes de la pirámide del dinero

Pero el tiempo no se detiene.
Al amanecer, mis ojos me vislumbran.
Mi cuerpo aterido se despereza
Desembarco en el remoto origen de la inteligencia:

al caer sobre la arena
al convertir mis dedos en arena
al pulsar al unísono el tambor de la madre Tierra