miércoles, 24 de julio de 2019

Soliloquios de enano viejo


Marc Daviau

De ver el musgo gigantesco
Y los árboles de estrellas
pronunciándose en el aire

De ver los ríos verdes
Las ruedas de heno en las praderas
rodando por el cielo
De rolar tan solo sus veredas

Se me pusieron los ojos verdes
Y el cabello atardeciendo en clorofila
Se me tostaron las patrias y las pantorrillas
Y se ensanchó la comisura de mis labios
Al ondularse mis arrugas en las sienes del aire
Vi ardiendo los lagos
El marrón quedó debajo
El profundo negro de mi espacio, está escarchado
Y se diseminó en mil pedazos
Semillero de secretos revelados

Entre perfiles agrestes
Los maestros eternos
Insuflan sus ecos
Y solo queda la levedad
Tras enterrar los pájaros

Emplumándome el sombrero


¿Quién se disparará hacia el mandala de nuevo?
¿Quién se embriagará del amargo recordar
-Para olvidarse, uno al fin-
de que crezco a medida de que me hago viejo?

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