sábado, 2 de octubre de 2021

Guión cortometraje/micro teatro: entre la luz y la sombra

 



https://www.abuelohara.com/2015/01/el-silencio-dolia-mas-que-los-disparos.html



Calle nocturna y desierta. Silencio de ciudad atravesado por faros fugaces. Un chico delgado, de rasgos afilados y ropa desaliñada espera un autobús nocturno, pensando en voz alta, a un paso, rielan las farolas sobre un charco.

-Bonitos edificios
-¿Bonitos? Son babilón, ¿qué son los edificios en comparación con los árboles o las estrellas?
-Tu mirada sobre las cosas dice más de ti que de las cosas, amigo
- Mira a tu alrededor, ¿cuántas veces has pasado por aquí sin ver esa placa?

Aquí trabajaron y murieron por la libertad
Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco, Serafín Holgado de Antonio y  Ángel Rodríguez Leal

-Conozco la historia de los abogados de Atocha, muertos a tiros por fascistas durante la transición.
-¿Te imaginas poder atravesar los 7 velos de Maia y pasar el pie a través del espacio tiempo, hacerles la zancadilla a esos asesinos y cambiar la historia?
-Esta placa ya no estaría ahí y estos señores no serían recordados por trabajar y morir por la libertad. Ese era su destino, ¿quién eres tú o quién es nadie para cambiar esto?
-Triste destino el martirio, el cielo de los necios, la verdad no puede ser abarcada por ninguna ideología.
- Todos creamos el mundo, si mucha gente quiere luchar por la libertad, aparecerá un escenario de lucha, de guerra, es la historia del siglo XX, de las dos guerras mundiales y de los millones de personas que murieron por defender una identidad, una idea.
-Si, pero ha sido necesario, agradezco a todas estas personas que empujasen un poco el carro de la historia… si no, no estaríamos donde estamos.
- ¿Y dónde estamos? Primero los mártires de las ideas se inmolan en dos guerras mundiales y en las batallitas de la guerra fría, los hippies luchan contra el poder y son engullidos por el capital, después llega el fin de las ideologías, el postmodernismo, la generación X que se evade ante la mediocridad a lomos del caballo y ahora…
- Ahora podemos trascender todo esto, primero vino la generación índigo, gente ajena a cualquier autoridad externa, gente que no colabora con los engranajes del poder, gente que siente mátrix, que sabe que esto es un juego, con unas reglas que nos han venido dadas y cuyo cambio está en nuestras manos.

-¿Y luego?
-La generación cristal… La vibración de la tierra cambia a la par que cambia la vibración de la gente. Son gente que ya sabe, que recuerda, que aprende con facilidad por que su alma ya recorrió muchos de los caminos hacia la unidad, hacia la aceptación del Tao.
-¿Cristal? ¿Por qué se llama generación cristal?
-Krishna, Cristo… son avatares de Dios, de la luz, la esencia del cristal es análoga a estos avatares, son generaciones nacidas con los dones que tenían estos mesías.
Tienen estos dones en potencia, sólo falta que los recuerden.
- Bueno, pero si la vibración de la tierra está en cristal, todos los seres humanos pasarán a esa frecuencia, ¿no?
- Así es amigo, pero en este juego también hay personas que se encargan consciente o inconscientemente de lo contrario. De inculcar el miedo, la necesidad, el ego… todo esto es incompatible con la frecuencia de los cristal.
-Bueno, pero si se trata de aceptar el Tao, la dualidad, estos señores también son maestros.

-Claro, verás, Dios es un artista, no está interesado en el bien inmovilista, en lo perfecto e inmutable, Dios es todo y el bien, obviamente no lo es.  Mira, la vida es una obra maestra, hermano, nadie se queja de que El Quijote pase por tantas desventuras, la realidad también es ficción. El mundo es tu reflejo, el tuyo, pero no estás sólo en el universo. Si quieres pasar al otro lado del espejo, si quieres atravesar los 7 velos de Maia, tendrás que pasar al otro lado del espejo, dejar de mirarte en tu reflejo, que te mantiene hipnotizado.

El búho que el chico espera avanza veloz por la cuesta de Atocha. Su acompañante da un paso y se hunde en el charco. El joven le sigue y el búho pasa sobre ellos, golpeando el cuerpo delgado. El autobús frena y sus luces iluminan al chico, a pocos metros.
El joven y su acompañante se funden bajo el charco, los mártires son unas luces junto a la placa. El chico les da las gracias y dice: amo la vida. Un túnel de chispas orgánicas le guía de regreso a su cuerpo.
El chico de rasgos afilados se levanta, se sacude el abrigo y comienza a reír.







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