Acudo a este viejo oficio, de acunarme la conciencia
a cielo abierto.
El sello de la profecía está marcado,
a fuego
Sobre la piel tostada
Pero la piel en blanco
Pareciera no tener escrito nada
Un violín en la niebla
Abre camino
Y de pronto veo
Un guerrero pacífico
Preparándose para la batalla
de las figuras casi
imposibles
Acudo al río que deshilacha el glaciar
Voy a identificarme con lo que no muere
Voy a aprender a morir
para vivir en la vida
Yo soy el agua, el junco y la grulla
el latido de la cueva a oscuras
El cuarzo que bebe
El agua que drena la tierra oscura
Y con el ciervo astado
y la liebre ligera
el pájaro negro que anuncia la tormenta
Buscad vuestro árbol, vuestra montaña
Aquella que primero subiérais
Aquel que te acuna
en su abrazo de hojas
Allí es donde ganas facetas
Ahí es donde estás tú
Entero
donde te mece
La cAlma
Naces
Sin nacimiento