No voy a hablarte de la decadencia de los móviles ni de los atascos
Ni a pajearme con la belleza de un salto de agua
lleno de libélulas metalizadas
No voy a quejarme ni a tirarme flores
sólo voy a dejarme caer en el abismo de la página en blanco
y a abrir mis alas irisadas
y con esta perspectiva de galaxia lejana
de gas ionizado por veinte soles recién salidos del horno
Voy a confesarte mi soledad
A decirte que me desgajé del Todo
Y que apenas vuelvo hasta la mitad
Que se me entierran los pies en el barro
y que a pesar de esto
vivo bastante en paz
En mis sueños de hoguera y lanza
recuerdo de donde vengo
y no me extraña
que me quede tanto por caminar
Me consuela pensar
que somos piezas
que somos piezas
buscando su engranaje
en el gran tejido natural
Veo la ilusión de nuestra absoluta soledad
y vuelvo a este camino
de alas metalizadas
de café con tostadas
de móviles y atascos
y sé que sólo la poesía
entretejida en cada instante
nos salvará de la impaciencia
de llegar YA
a nuestro final